¿Reducción de homicidios en CDMX? Depende de la alcaldía…

Por Magda Ramírez (@magdaramirez09) | Animal Político

Durante la presentación del Informe de Incidencia Delictiva de la Ciudad de México, el Gobierno local dio a conocer una disminución sustantiva en las cifras de homicidios dolosos. Si esto es resultado de lo que en el arranque de la administración Sheinbaum señalamos como una apuesta a contracorriente[1] para abordar la crisis de violencias, se trata entonces de una muy buena noticia. El enfoque de proximidad –que plantea un mejor aprovechamiento de la información in situ–, el desarrollo de inteligencia policial y la medición de resultados, rasgos que han acompañado el proceso, estarían mostrando su valía.

Tres años después, las cifras nos dicen que la CDMX tiene una reducción de los homicidios dolosos[2]. Por lo que implica para la vida de millones, y por el mensaje que enviaría al resto del país sobre un modelo que, en el papel, toma partido por la vía civil de la seguridad pública, tenemos la obligación de ver con lupa estos datos. Lo que podemos decir, de entrada, es que la reducción no es homogénea en todo el territorio, sino que los resultados son diferenciados a nivel alcaldía. Veamos.

La diversa realidad local

La visión de la CDMX como un ente monolítico y homogéneo dificulta la comprensión local de las violencias. Así que revisamos los datos de víctimas de homicidio doloso[3] que genera la Fiscalía General de Justicia con el fin de analizar los datos públicos en periodos comparables; es decir, contrastar el primer cuatrimestre de 2022 con el mismo periodo del año anterior.

Mientras que en 12 de las 16 alcaldías hay reducciones de incidencia delictiva en el número de homicidios dolosos[4], hay tres entidades que presentan aumentos importantes: Xochimilco, Tláhuac y Azcapotzalco.

  • Xochimilco tuvo un aumento de 50%, al pasar de 18 homicidios en los primeros cuatro meses de 2021 a 27 homicidios en el mismo periodo de 2022. Si esto lo desagregamos por sexo, el aumento es más alarmante, ya que se triplicó el número de homicidios en contra de las mujeres, al pasar de dos a siete.
  • Tláhuac también tuvo un aumento de 50%, ya que pasó de contabilizar 10 a 15 homicidios. El incremento se concentra en la cantidad de hombres asesinados. La proporción de mujeres no muestra un cambio entre estos dos periodos.
  • Azcapotzalco, por su parte, tiene ligeros aumentos, al contabilizar 23 homicidios en comparación con los 22 que registró el año anterior. Al igual que en Xochimilco, el aumento es mayor para las mujeres: la cifra pasó de tres a cinco asesinatos en el mismo periodo del año anterior.

La alcaldía que reporta mayor reducción es Miguel Hidalgo (-74%), seguida de Tlalpan (-70%) y, finalmente, La Magdalena Contreras y Cuajimalpa de Morelos (-66.6%), con disminuciones idénticas. 

Por su parte, Milpa Alta no muestra cambios aparentes entre un año y otro.



La respuesta diferenciada del Gobierno

Estos datos vendrían a demostrar la ‘realidad hiperlocal’ del fenómeno delictivo; una constatación, además, de que la respuesta oficial debería partir de una lectura de detalle. En ese sentido, la apuesta del Gobierno de la CDMX, planteada en cuatro ejes[5], parecería ser la correcta. Cada una de las estrategias y acciones que los componen parten de un diagnóstico fino de las violencias. Un ejemplo de ello es la implementación de la estrategia de disuasión focalizada “alto al fuego”[6], como prueba piloto, en la alcaldía Álvaro Obregón.

Por supuesto, esta estrategia deberá evaluarse de manera rigurosa y sostenible para medir su impacto[7] a una escala local. Es importante señalar que el acompañamiento que ha tenido la Secretaría de Seguridad Ciudadana[8] de la CDMX con algunas instituciones y universidades ha sido fundamental para la implementación de la apuesta; sin embargo, es necesario evaluarlas de manera independiente, con máxima publicidad, en conjunto con organizaciones de la sociedad civil y expertos para mostrar con evidencia el impacto territorial diferenciado de cada una de las intervenciones.

Además, para dar certeza a este diagnóstico sería necesario voltear a ver e investigar a un ‘elefante en la habitación’: las cifras de personas desaparecidas y no localizadas en la CDMX.

Ineludible: el aumento de las personas desaparecidas y no localizadas

Algunos estudios consideran que la crisis de violencia que vivimos es de tal complejidad, que se debe estudiar de forma conjunta el comportamiento que han tenido dos fenómenos altamente relacionados, el homicidio doloso y las desapariciones[9].

Además de las aproximaciones académicas, algunas organizaciones de la sociedad civil como México Unido Contra la Delincuencia ya lo señalaban desde 2020: “En un asesinato la desaparición del cuerpo de la víctima puede responder a una estrategia del perpetrador para dificultar la investigación de los hechos por las autoridades y por lo tanto evadir la justicia (cf. Jiménez, 2012). Dicho lo anterior, se podría considerar que una parte de las personas desaparecidas corresponden a un subconjunto de los homicidios –es decir, homicidios ocurridos en circunstancias particulares: con ocultamiento del cuerpo–, y que este modus operandi específico podría: 1. aumentar en detrimento de asesinatos sin ocultamiento del cuerpo (caso de El Salvador en 2012-2013, investigado por Carcach & Artola, 2016, en donde se observó un incremento de las desapariciones coincidente con una reducción de homicidios), o 2. aumentar a la par de los asesinatos sin ocultamiento del cuerpo (tipo de correlación que probablemente corresponde a la situación de México)”[10].

Esto, en todo caso, se trata de un debate abierto cuyos términos hay que precisar. Para ello, y de paso tratar de dimensionar el problema, revisamos dos fuentes de información pública. Por un lado, los datos de víctimas de homicidio doloso[11] que genera la Fiscalía General de Justicia de la CDMX; por otro, la base de datos del Registro Nacional de Datos de Personas Extraviadas o Desaparecidas (RNPDNO). Nuestro objetivo fue identificar los datos públicos existentes con el máximo nivel de desagregación posible –alcaldía y género– y en periodos comparables; es decir, contrastar el primer cuatrimestre de 2022 con el mismo periodo del año anterior.

Lo que haremos a continuación no es plantear hipótesis determinantes. Simplemente, señalamos el alto cambio porcentual en el primer cuatrimestre de 2022 con respecto al mismo periodo del año pasado sobre número de personas desaparecidas y no localizadas que reporta el RNPDNO en la Ciudad de México.

Mientras que la reducción de homicidios se encuentra próxima al 30%, la cifra de personas desaparecidas y no localizadas tiene un aumento de 393%, al pasar de 95 personas desaparecidas y no localizadas en el primer cuatrimestre de 2021 a 373 en el mismo periodo de 2022. Sin tomar en consideración el estatus de las personas –es decir, si continúan desaparecidas o no–, el 35.6% del total de personas desaparecidas son mujeres.



Como se observa en el mapa de arriba, todas las alcaldías presentan aumentos de personas desparecidas y no localizadas, pero es mucho más significativo en algunas de ellas. En primer lugar se encuentra Iztacalco, al pasar de una persona desaparecida en 2021 a 19 en 2022; en segunda posición se encuentra Azcapotzalco, al pasar de dos personas desparecidas en 2021 a 18 en 2022, y en tercer sitio se ubica Benito Juárez, al pasar de dos a 15 personas.

Ahora, ¿podemos confiar suficientemente en la fiabilidad del RNPDNO? Diversos textos[12] han abundado ya sobre sus diversos problemas metodológicos, pero es que, además, la propia ley del registro señala que su objetivo es “organizar y concentrar la información en una base de datos electrónica, sobre personas extraviadas o desaparecidas; así como de aquellas que se encuentren en establecimiento de atención, resguardo, detención o internación y de las que se desconociesen sus datos de filiación, identificación y domicilio”. Por tanto, el RNPDNO corresponde a un tipo de registro circunstancial de personas. No contabiliza delitos ni está necesariamente vinculado al sistema de justicia penal[13].

El Observatorio Nacional Ciudadano tiene otro punto interesante: “Hay un uso indistinto de términos como desaparecido, extraviado, ausente, no localizado, entre otros (…) En el ámbito federal el RNPDNO no permite identificar siquiera entre aquellas personas que desaparecieron o que están extraviadas. Es preocupante esta falta de transparencia y claridad en torno al propio reconocimiento de las desapariciones forzadas e involuntarias desde la propia conformación de los registros, lo cual permite adelantar de antemano una serie de obstáculos para que efectivamente se le pueda dar acceso a la justicia y a la verdad a las víctimas”[14].

En efecto, hay que subrayar que el análisis de estos datos debe ser tomado con reservas. Sin embargo, a nivel alcaldía es la única información pública –la de la FGJ y el RNPDNO– que tenemos hoy para visibilizar ambos problemas. Un cambio tan dramático en estas cifras puede deberse a cambios metodológicos en la medición o a falta de registros en un año determinado, entre otras causas.

Por un análisis diferenciado de los resultados

La necesidad de analizar a fondo las causas de estos ‘saltos’ radicales de cifras es evidente. Por lo pronto, en el renglón de los homicidios, toca plantear algunas preguntas que permitan avanzar hacia la diferenciación territorial de los resultados. Por ejemplo, ¿qué acciones diferenciadas se están tomando en consideración para las alcaldías que muestran aumentos significativos en la cifra de homicidios? ¿Cuál es el plan del gobierno para medir los impactos diferenciados de sus estrategias focalizadas –entre unidades territoriales de control e intervención–? ¿Cómo se realizará la medición de resultados a escala local con herramientas de análisis geoespacial?

Esperamos que haya quedado clara la importancia de analizar los resultados e impactos territoriales de manera local y diferenciada. Así como la reducción de homicidios no es homogénea en la capital del país, tampoco lo son los resultados de las intervenciones.


1 Cf. Holst, Ramírez & López, 2018. Sheinbaum a contracorriente: una apuesta por las policías.  Animal Político. 5 de diciembre de 2018.

2 Tomando en consideración que, en el periodo 2016-2020 la CDMX presentó un pico elevado en homicidios dolosos, por lo que tendrá que explorarse su evolución con fines estadísticos.  

3 Incluye feminicidios

4 Cifra que tendrá que consultarse con las defunciones por homicidio generadas por el Inegi para el año 2022.

5 Secretaría de Seguridad y Protección Ciudadana (SSPC), Boletín del 21 de septiembre de 2020.

6 Para más obtener más detalles se sugiere consultar a Carlos A. Pérez Ricart. “Alto al fuego”. Sin embargo. 31 de mayo 2022.

7 Cf. Banco Interamericano de Desarrollo, 2017. De acuerdo con el BID, “las evaluaciones de impacto permiten dimensionar la magnitud de un efecto de un programa y conocer estadísticamente la incertidumbre sobre dicho estimado. Este proceso genera evidencia robusta sobre qué programas funcionan, qué programas no lo hacen y cómo mejorarlos para optimizar los resultados”. Consultado en “¿Qué es una evaluación de impacto y cómo la apertura de su conocimiento puede potenciar su valor?”. 6 de junio de 2022.  

8 Cabe destacar un acompañamiento de varios años, primero con la Secretaría de Seguridad Pública (SSP) ahora Secretaría de Seguridad y Protección Ciudadana (SSPC), Boletín del 29 de febrero de 2016.

9 Algunos estudios que exploran la relación espacial de los homicidios dolosos y las desapariciones puede consultarse en: Cadena, Edel, & Garrocho, Carlos. (2019). Geografía del terror: homicidios y desapariciones forzadas en los municipios de México 2006-2017. Papeles de población25(102), 219-273. Epub 25 de noviembre de 2020.https://doi.org/10.22185/24487147.2019.102.37 o en Belaunzarán Chávez, L.G. (2021). Desaparición involuntaria de personas en México.Un análisis criminalístico espacial de 1988 a 2018. Geografía y Sistemas de Información Geográfica (GeoSIG) Disponible en: https://revistageosig.wixsite.com/geosig (ISSN 1852-8031) Luján, Año 13, Número 21, 2021, Sección I: Artículos. pp. 1-22

10  Cf. Frissard & Osorio D. 2020. México Unido Contra la Delincuencia Atlas de Homicidios: México 2019 pp. 13. Retomado de: Jiménez, 2012, “Revisión sobre el comportamiento de ocultación del cadáver desde un análisis psico-geográfico”, Gaceta Internacional de Ciencias Forenses y Carcach & Artola, 2016, “Disappeared persons and homicide in El Salvador”, Crime Science.

11 Incluye feminicidios

12 Cf. Jiménez & Torreblanca, 2022. La crisis de desapariciones en México: ¿peor de lo que indican los datos oficiales? Animal Político. 11 de mayo de 2022.

12 Artículo 2 de la Ley del Registro Nacional de Datos de personas extraviadas o desaparecidas.Disponible en: https://www.dof.gob.mx/avisos/2140/SG_170412_01/SG_170412_01.htm

13 Cf. Observatorio Nacional Ciudadano, 2017.  Desapariciones forzadas e involuntarias. El registro estadístico de la desaparición ¿delito o circunstancia?. Disponible en: https://onc.org.mx/wp-content/uploads/2017/02/fasciculo-desapariciones_digital.pdf

14 Ídem