Sheinbaum a contracorriente: una apuesta por las policías

Maximilian Holst (@mxholst), Magda Ramírez (@magda_geocrime), Alan López (@alanfabian07) / Animal Político

Aunque pasó casi desapercibido, este 15 de noviembre la jefa de gobierno, Claudia Sheinbaum, presentó los ejes estratégicos y las acciones que se llevarán a cabo en materia de seguridad en la Ciudad de México durante los siguientes seis años. Este hecho quedó opacado por el polémico plan de seguridad propuesto por Andrés Manuel López Obrador, que entre otras cosas, plantea crear una Guardia Nacional conformada por militares, adscrita a la Secretaría de la Defensa Nacional y a disposición del presidente. En cambio, poco se comentó sobre el plan de seguridad diseñado para la capital, que en muchos puntos, va en sentido contrario a lo que se quiere implementar a nivel federal, por ejemplo, ésta sí apuesta por fortalecer a las instituciones locales de seguridad.

En este texto, analizamos el proyecto de seguridad de Sheinbaum: tocamos puntos que nos entusiasman por su carácter progresista, otros que nos preocupan y también los que generan duda.

Lo bueno…

¡Hay diagnóstico! Lo primero que hay que celebrar es que la Jefa de Gobierno no llega al puesto con una venda en los ojos. La propuesta parte de un análisis de los delitos de alto impacto que ocurren en la Ciudad. Todos los delitos aumentaron en el último año de la administración de Miguel Ángel Mancera: de 2016 a 2017 el robo con violencia incrementó en 28.47%; los homicidios dolosos en 14.26%; y el robo a negocio, 13.15%. Lo más importante: reconoce la presencia y el aumento de los delitos de alto impacto asociados al crimen organizado, a diferencia del gobierno saliente.

Además de las cifras delictivas, el diagnóstico considera el impacto de la cifra negra: “…sólo 6 de cada 100 delitos son denunciados.”[1] La ciudadanía no quiere pararse ante un ministerio público (MP) por un delito menor y esto es perfectamente comprensible ya que actualmente es burocrático, tardado, ineficiente y muchas veces involucra más corrupción[2].

En este tenor, la entrante administración reconoce los distintos problemas del sistema de justicia y apuesta por una estrategia para repararlo. Aspectos importantes que se pretenden abordar son la implementación del Sistema Penal Acusatorio, el fortalecimiento del enfoque de atención a víctimas, la profesionalización de los servidores públicos, el fomento de la denuncia, y la transparencia y la rendición de cuentas.

Policías fuertes. La nueva administración de la CDMX propone que el fortalecimiento de las policías capitalinas y de los ministerios públicos sea un elemento central para resolver el creciente problema de inseguridad de la Ciudad. Esto es importante porque, como se ha señalado anteriormente, resulta indispensable mejorar las condiciones laborales de las policías, actualmente insostenibles. Por ejemplo, de acuerdo con la Encuesta Nacional de Estándares y Capacitación Profesional Policial (ENECAP) 2017, el 60% de los policías de la Ciudad obtuvo por cuenta propia una prenda o accesorio de su uniforme.

Además, un aumento significativo de los sueldos y las prestaciones ayudaría a reducir la corrupción, ya que aumentaría la utilidad negativa de perder el empleo en caso de ser descubiertos. En promedio, un policía de la Ciudad de México gana $8,674, cifra que está por debajo de la media nacional ($9,933), según el Modelo Óptimo de la Función Policial.

Policía de proximidad. Un acierto de la estrategia capitalina de seguridad es la intención de mejorar la relación de los policías con la ciudadanía. De acuerdo con la Encuesta Nacional de Victimización y Percepción sobre Seguridad Pública 2018 (ENVIPE), el 64% de los habitantes de la ciudad desconfían algo o mucho de su policía. Promover que los policías conozcan a los ciudadanos que viven en cada uno de sus cuadrantes puede fortalecer la confianza y la colaboración entre ambos. Sería deseable que, en el mediano plazo, esta iniciativa transitara hacia un enfoque orientado a la solución de problemas (análisis de los problemas con base en la información, diseño de alternativas y evaluación de resultados).

Lo que preocupa…

Corrupción, el enemigo adentro La propuesta reduce el tema de corrupción únicamente al desvío de recursos públicos. No se habla de la corrupción por parte de los ciudadanos ni de la corrupción que se da por la complicidad que hay entre policías y criminales. Es sabido que al interior de las corporaciones policiales ocurren actos como la extorsión por compañeros y superiores, los sobornos para ingresar o conseguir un ascenso, etc[3]. La corrupción no se va a resolver únicamente con –muy necesarias- mejoras a la formación de los policías y a sus condiciones laborales. Se necesitan unidades de asuntos internos efectivas, operadores encubiertos y controles de confianza a prueba de errores que garanticen la honestidad de las policías.

Prevención, sólo buenas intenciones. Estamos de acuerdo con que la gran mayoría de los delitos se pueden prevenir como lo señala la propuesta de Sheinbaum, sin embargo no plantea una ruta crítica de cómo lograrlo. Esta tendría que  incluir intervenciones específicas para prevenir la violencia, esquemas de atención a grupos en situación de riesgo, mecanismos de evaluación (p. ej. no se menciona nada sobre violencia familiar, violencia de género, reinserción social) y, sobre todo, pasos que indiquen que la futura administración estará interesada en institucionalizar y profesionalizar la política de prevención para la Ciudad. Recomendamos revisar las buenas prácticas nacionales e internacionales para identificar aquellas que se puedan adaptar a nuestro contexto local.

El desarme voluntario es inefectivo. Se habla sobre fortalecer el programa de desarme voluntario. Si bien la intención es noble, no hay evidencia empírica y robusta que demuestre que este tipo de programas funcione. Necesitamos cimentar la idea de la necesidad de políticas públicas basadas en evidencia, de lo contrario seguiremos invirtiendo dinero de los contribuyentes en programas que no funcionan.

Coordinación con la Guardia Nacional. No se hace mención alguna de la relación que habrá con el federal y con la Guardia Nacional que pretende implementar. Se ha mencionado en conferencias de prensa que el Gobierno de la Ciudad de México rechaza la idea de militares patrullando las calles —ojo, que la Jefa de Gobierno sí entiende a la Guardia Nacional como militares— en favor de un fortalecimiento de las policías locales. Entonces, ¿no se permitirá la entrada a la Guardia Nacional?

Combate al crimen organizado. Relacionado con este último punto, el proyecto menciona brevemente al crimen organizado pero no define una línea clara de cómo combatirlo. ¿Cómo se pretende abatir a las células criminales que extorsionan a los pequeños comerciantes y que les exigen el pago de un derecho de piso?, ¿qué va a hacer el Gobierno de la Ciudad con los cárteles que operan en la capital?, ¿cómo se va a evitar que luchen entre ellos por las plazas?

Puntos que se plantearon, pero que carecen de “cómos”

 Sistema de cuadrantes. En la estrategia se menciona que la organización de la operación policial se basará en el multicitado sistema de cuadrantes y se actualizará su distribución. Sin embargo, quedan muchas dudas sobre los criterios que se utilizarán para ello. Se necesita transparentar las metodologías y criterios regionales utilizados. La estrategia territorial no se debería orientar únicamente por la incidencia, también hay que considerar elementos socioeconómicos y territoriales. Es importante que la organización del territorio para el trabajo policial tenga cierto grado de flexibilidad para poder actualizarse conforme a los cambios en la distribución del fenómeno criminal y sus puntos críticos.

Planeación e inteligencia policial. Se apuesta por utilizar sistemas de información, análisis espacial y evaluación de la eficiencia policial para la planeación e inteligencia de la estrategia de seguridad. Como propusimos en nuestro más reciente estudio 5,013 #HomicidiosCDMX, la única opción para construir soluciones sostenibles en el tiempo radica en diseñar intervenciones focalizadas que estén basadas en diagnósticos locales y que nos brinden una imagen fidedigna de las dinámicas y los patrones delictivos. Si bien se ha hablado de la creación de la nueva Agencia de Innovación y se han planteado cambios al C5, no se especifica aún cuál va a ser la forma en que la inteligencia policial se va a desarrollar en conjunto con estas instituciones.

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A diferencia de la propuesta centralizadora y militar del Gobierno federal, la administración entrante de la Ciudad de México apuesta por el fortalecimiento de sus policías como el eje central de su programa de seguridad. El uso de la información, la inteligencia policial y el enfoque de proximidad son estrategias que abonarán a este objetivo. Hay aspectos que se pueden mejorar, pero la propuesta va por buen camino: diagnósticos locales, estrategias focalizadas, consolidación de capacidades y medición de resultados. Ahora queda implementar la estrategia y con ello dar un golpe sobre la mesa que empiece a poner orden en la Ciudad.

 

[1]Estrategia de seguridad, paz y justicia en la Ciudad de México”, Transicion Ciudad de Mexico 2018-2024, p. 4.

[2] De acuerdo con la Encuesta Nacional de Victimización y Percepción sobre Seguridad Pública (ENVIPE) 2018, el 34% de población no denuncia un delito ante las autoridades porque piensa que es una pérdida de tiempo; 16.5, desconfía en las autoridades; y el 7.7%, debido a los trámites largos y difíciles.

[3] De acuerdo con la ENECAP 2017, la tasa de víctimas de actos de corrupción por cada mil elementos de policía en la Ciudad de México fue de 179, la más alta a nivel nacional.