Una oportunidad perdida en la educación básica

El marco curricular general 2022*

Por Marco A. Fernández (@marco_fdezm), Sandra Reyes y Laura Herrera (@noemi_heol) | Nexos

En medio de la crisis de aprendizajes y caída en la matrícula escolar, la Secretaría de Educación Pública (SEP) presentó un nuevo marco curricular para la educación básica. Este documento llega en un contexto de múltiples desafíos que la autoridad ha minimizado y que se profundizaron después de dos años de clases a distancia por la pandemia: un año y medio de aprendizajes perdidos, un millón 698 mil estudiantes menos en la educación básica y de media superior (ver gráfico 1) y el impacto emocional entre docentes y estudiantes parecen ser problemas poco prioritarios para la autoridad que se encuentra apenas diseñando o piloteando acciones para sostener las trayectorias educativas de los estudiantes.


Gráfico 1. Panorama educativo de México


En este escenario que podría considerarse evidencia de la necesidad de cambio, la nueva propuesta curricular ha generado suspicacias, aunque se haya difundido entre aplausos en eventos oficiales o la firma de acuerdos estatales. La ausencia de orientaciones didácticas claras y la multiplicidad de términos desconocidos por las y los docentes, incrementan las dudas sobre la posibilidad de consolidar en las aulas una nueva reforma a los planes de estudio para impulsar una Nueva escuela mexicana.

En el marco general se exponen los principios de integración curricular, autonomía docente y transformación administrativa que podrían representar un cambio para el sistema educativo, siempre que las oportunidades de diálogo fueran aprovechadas para compartir rutas claras de implementación de estos ideales.

El principio de integración curricular apuesta por dejar de mirar planes de estudio, estructurados tradicionalmente por asignatura, para articular saberes mediante diálogos entre 4 campos formativos, 7 ejes articuladores que son transversales a todo el currículo  y 6 fases de aprendizaje que agrupan saberes que se comparten entre grados o niveles escolares. Las fases de aprendizaje aluden una forma valiosa de abordar el proceso de enseñanza-aprendizaje, en la que el trabajo docente debe ser flexible para ir y venir entre los contenidos o saberes de dos o tres grados escolares que se agrupan en cada fase, con el fin de adaptarse a las necesidades de sus alumnas y alumnos. Para lograrlo, es necesario fortalecer la autonomía y capacidad de autogestión de las escuelas y de las y los docentes, quienes requerirán apoyo para flexibilizar las tareas administrativas y desplegar mecanismos de monitoreo y acreditación de los diferentes niveles de aprendizaje de sus estudiantes.

En el mismo documento se refiere que la comunidad será, ahora, el centro que organizará la enseñanza (gráfico 2), considerando que las niñas, niños y adolescentes están incluidos en ese espacio y deben practicar los distintos saberes, no en lo teórico o abstracto, sino en contextos cercanos que les hagan sentir pertenencia a esa comunidad.


Gráfico 2. Síntesis de la nueva estructura curricular

Fuente: Anexo del Acuerdo 18/08/22 del marco curricular común en DOF


Sin una explicación concreta del cómo, esto parece describir lo que ya sucede a ratos y naturalmente en muchas aulas, sobre todo en los niveles de educación preescolar o primaria, y más a raíz de la pandemia. Varios elementos ya son conocidos y practicados, con mayor o menor éxito en la educación básica mexicana (por ejemplo, inclusión o lenguajes). Otros implican conceptos nuevos que requieren mayor precisión en los documentos curriculares y procesos graduales de apropiación en la práctica para estudiantes y docentes, como “interculturalidad crítica” o la integración de las matemáticas en un campo con “saberes y pensamiento científico”.

Aun así, la apelación a la diversidad y la intención de transversalidad ha formado parte del día a día de las y los maestros desde hace mucho tiempo. En las escuelas se han desarrollado ya innovaciones para combinar, una pedagogía disciplinar que permita profundizar en los métodos de cada área de conocimiento, para impulsar luego su integración con otros saberes y la construcción de aprendizajes pertinentes y significativos. Sin embargo, en esta nueva propuesta curricular la pedagogía disciplinar se asocia con “una herencia neoliberal y eurocéntrica” que limita al sistema educativo.  

Una aproximación distinta y más completa para responder a la exigencia de un aprendizaje más dinámico —en las y los estudiantes— implicaría promover el trabajo coordinado del colectivo docente de una misma escuela para generar acciones pedagógicas diferenciadas. Lo anterior requiere del diagnóstico de necesidades individuales y grupales de aprendizaje, para después combinar saberes disciplinares con ejemplos prácticos ubicados en escenarios de la comunidad local, la regional, la nacional y la internacional. Esta idea fue sugerida por la Directora de Desarrollo Curricular, Claudia Izquierdo, en algunas mesas de asambleas y difusión del currículo. Desafortunadamente, a la maestra se le ha escuchado poco en medios de comunicación y presentaciones académicas porque Marx Arriaga fue designado como vocero de la propuesta.  

Esta decisión ha alejado la discusión de lo sustancial sobre el valor de los elementos centrales del marco y su posible pertinencia para atajar la crisis educativa que navegamos. La desconfianza que ha generado el documento no es gratuita si sumamos su falta de uniformidad, las imprecisiones conceptuales que han señalado expertos y expertas en educación, así como la prisa y los cambios constantes en las fechas de implementación.

Además, pese a que se ha reiterado la promesa de atender el problema de la desigualdad desde que se postuló la Nueva escuela mexicana, en la práctica las acciones implementadas por la autoridad educativa federal han ido en sentido contrario. Se ha abandonado a las estancias infantiles; se cancelaron las Escuelas de tiempo completo bajo el supuesto de que sus responsabilidades serán atendidas con el financiamiento de la Escuela es nuestra; hay un subejercicio sustantivo del presupuesto para la educación especial; un castigo presupuestal al CONAFE; entre otras.

Es igual de preocupante la falta de acuerdo, entre las mismas instancias y titulares de las dependencias educativas, acerca del rumbo que tiene que tomar esta reforma curricular. Por ejemplo, pese a las críticas constantes hacia la evaluación, en el evento de presentación de planes de estudio se promocionó el diagnóstico que diseñó Mejoredu para ayudar a que las comunidades escolares planeen sus acciones de recuperación de aprendizajes en este inicio de ciclo escolar  y que incluirá la aplicación de exámenes a una muestra representativa y controlada a nivel nacional para conocer la situación en que se encuentran los aprendizajes.

Para fortalecer la confusión, en el marco curricular se insiste en que sean las comunidades escolares las que establezcan sus criterios de evaluación y diagnostiquen sus necesidades. Esto deja, a las escuelas más vulnerables, en franca desventaja, además de que asume que serán las autoridades de los estados quienes gestionen, con sus propios recursos, el levantamiento de las evaluaciones realizadas por las y los docentes. 

En sentido contrario al propósito de equidad enfatizado en el nuevo marco, el desprecio de la evaluación estandarizada para monitorear el sistema educativo y el logro de las y los estudiantes, limita el cumplimiento del derecho a una educación de excelencia. En todos los tramos educativos es necesario contar con estándares mínimos que aseguren que todas las personas construyen conocimiento y reciben contenidos de formación necesarios para su desarrollo social e individual, independientemente del lugar en que vivan.

A la controversia interna se suma la incertidumbre del proceso de pilotaje. Se ha fijado el 29 de octubre como fecha de arranque de un piloto progresivo de la reforma curricular, en 30 escuelas por entidad federativa. Las y los profesores han manifestado diversas preguntas, ¿cómo se espera que las escuelas atiendan, a la vez, la emergencia en rezago de aprendizajes, co-diseñen sus planes y transformen sus dinámicas de gestión? ¿Cómo se seleccionarán los planteles y en qué consistirá la capacitación de las y los docentes participantes en el piloto? ¿Con qué recursos presupuestales se contará para ello? Ante cuestionamientos similares emitidos por la prensa, la subsecretaria de educación básica, Martha Hernández se ha negado a contestar.

Después de socializar este documento con las comunidades docentes, ¿cómo se integrarán sus aportaciones a los planes por grado escolar? ¿Cómo se sortearán los desafíos de su implementación cuando una misma o un mismo docente tienen que enseñar en diferentes niveles educativos? Esto sucederá, particularmente en las escuelas multigrado de primaria, pero también en las secundarias. Es probable que, mientras estén co-diseñando un plan con los principios rectores del nuevo marco, se encuentren enseñando con modelos anteriores.

Ahora más que nunca, las escuelas aparecen como las únicas responsables de aterrizar su proyecto, quizá por la falta de financiamiento y capacidad de gestión en la SEP. Se ha especificado que las comunidades educativas y las autoridades estatales serán las responsables de la formación docente y de lograr una transformación administrativa.

Esto genera presión adicional en el sistema educativo que vive diferentes crisis: una económica y de gobernabilidad, y otra de aprendizajes, y nos sitúa nuevamente ante la discusión clásica entre centralización y federalización que en el marco curricular final parece decantarse por un 10%-90%. El desequilibrio puede justificarse únicamente en el plano de la práctica pedagógica, ya que la diversidad de las escuelas mexicanas hace que, en el día a día, sean las comunidades las que decidan lo que aplican en el aula.

El ideal de autonomía, que se ha mencionado en planes de estudio desde hace varias décadas, ha encontrado otro tipo de obstáculos en las normativas de control y supervisión escolar. ¿Cómo se va a capacitar a las autoridades estatales para que flexibilicen los requisitos que solicitan a sus docentes? ¿Cómo tendrán que adaptar planeaciones, informes y tareas de acreditación numérica para informar a las familias del aprendizaje de sus hijas e hijos?

Ante la ausencia de rutas de implementación claras, persiste el riesgo de simulación en los diferentes niveles encargados de implementar esta reforma curricular. Para que la reafirmación de autonomía y los esfuerzos de transformación no ahonden las brechas, es necesario encontrar puntos de encuentro para que sea el Estado quien garantice la igualdad de derechos y comparta, con las y los docentes, la rectoría de la educación.

Los meses de coyuntura deben interpelar a todas las personas interesadas en mejorar la educación, a reconocer la emergencia que enfrenta el sistema educativo mexicano para implementar políticas que consideren y atiendan los contextos diferenciados a lo largo del país. Preocupa que la autoridad escape de dicha realidad y —a días de inicio del ciclo escolar— presente estrategias nacionales inacabadas y no transparente su propuesta para pilotear seriamente la alternativa curricular. Más bien, esto retrata el modo en que opera un número importante de autoridades educativas y anticipa la tristeza de una generación que enfrentará las consecuencias de sus omisiones frente a la interrupción de sus trayectorias educativas y la desatención de sus afectaciones emocionales.  

Estamos frente a una oportunidad perdida y quienes pagarán los costos serán las y los estudiantes a quienes se está cancelando la oportunidad de trazar rutas más pertinentes de aprendizaje, así como las y los maestros que constantemente son expuestos a las reformas educativas del gobierno en turno. Al final, entre la falta de correspondencia de los dichos y hechos, las escuelas seguirán funcionando de acuerdo con la normatividad que más se ajusta a la realidad de cada comunidad educativa, sin importar el año en que se diseñaron los planes o si estos se encuentran vigentes.


* Este texto forma parte de una nota más extensa disponible en https://ieec.mx/posts/marco_curricular_eb_22