Tres preguntas sobre el incremento de la violencia familiar en 2020

Apuntes de Seguridad #6


La violencia familiar es un problema que afecta a uno de cada 10 hogares mexicanos y del cual se conoce muy poco, ya que se encuentra ensombrecido por un enorme muro de impunidad que está cimentado en las trabas para la presentación de una denuncia y en la falta de investigación judicial. La Encuesta Nacional de Seguridad Pública Urbana (ENSU) ofrece una valiosa aproximación: en su edición de septiembre de 2020 detalla que cada minuto ocho personas son víctimas de alguna expresión de violencia en su entorno familiar. En total, más de tres millones de personas han sido víctimas de este posible delito en lo que va del año.

Para comprender mejor cómo impacta este tipo de violencia en la vida de las y los mexicanos, analizamos los datos de la ENSU —que por primera vez estima el número de mujeres y hombres que fueron víctimas de violencia en el entorno familiar[1] en 85 ciudades del país— y los enmarcamos en las siguientes preguntas:

¿A quién afecta más la violencia familiar?

Una primera evidencia salta a la vista: la condición de violencia en el entorno familiar es distinta para hombres y mujeres. De acuerdo con la encuesta, existe una clara prevalencia en las mujeres (9.2%) con respecto a los hombres (6.1%).

Por otra parte, las tres principales agresiones en el entorno familiar son:ofensas y humillaciones, con 5.4% de la población; le han corrido o amenazado con correrlo de su casa y golpes y agresiones físicas, con 1.9%, respectivamente.

Cuando seguimos analizando las diferencias entre hombres y mujeres, observamos que es más común que se humille u ofenda a las mujeres (6.6%) que a los hombres (4%). Algo similar ocurre con otras formas de agresión: a las mujeres (2.1%) las golpean con mayor frecuencia que a los hombres (1.6%), y ocurre con mayor regularidad que corran a una mujer de su casa (2.2%) ―o amenacen con hacerlo― que a los hombres (1.6%). Otras agresiones que las mujeres sufren con mayor frecuencia que los hombres son ser tocadas o besadas sin su consentimiento, así como ser víctimas de agresiones sexuales.

La única expresión de violencia familiar que afecta con mayor frecuencia a los hombres (1%) que a las mujeres (0.7%) es la situación en que un familiar agrede o amenaza a otro con un arma de fuego o punzocortante.

La ENSU también nos permite conocer que los esposos y las parejas sentimentales son los principales agresores, con el 25.3% en el caso de las mujeres y 18.5% en el caso de los hombres. Esta tendencia se revierte en el caso de las madres, que como agresoras violentan más a sus hijos (12.1% de los casos) que a sus hijas (9.5%).

En contraste, los hijos mayores de edad violentan con mayor frecuencia a sus madres (6.6%) que a sus padres (4.3%).

¿En qué ciudades es más alta la victimización por violencia familiar?

Gracias a los datos de la ENSU podemos saber que las dinámicas en los hogares varían de ciudad a ciudad. Las cinco ciudades y alcaldías más violentas en el entorno familiar son: Tonalá (Jalisco), con el 21.1%, Iztapalapa, con el 16.6%; Tláhuac, con el 14.0%, Miguel Hidalgo con el 16.4% —estas tres últimas pertenecientes a la CDMX— y, finalmente, Tlalnepantla (Estado de México), con un 12.7%. Por el contrario, las ciudades con menores casos de violencia son: San Pedro Garza García (Nuevo León), con apenas 2.1%; Tampico (Tamaulipas), con 2.2%; Tepic (Nayarit), con 3.0%; Saltillo (Coahuila) con 3.0%, y Reynosa (Tamaulipas), con 3.5%.

¿Con qué frecuencia se denuncian los delitos de violencia familiar?

Los datos de la ENSU también nos permiten conocer en qué porcentaje de los casos de violencia familiar no hubo una denuncia o no se inició una investigación penal. A este dato se le conoce como ‘cifra negra’.

Para este análisis, contrastamos el número de víctimas estimadas por la ENSU con el número de carpetas de investigación iniciadas en las fiscalías y procuradurias por el delito de violencia familiar. Este dato es reportado mensualmente por el Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública (SESNSP). Encontramos lo siguiente:

1. Las fiscalías y procuradurías estatales reportan una proporción minúscula de los delitos de violencia familiar. La cifra negra de este delito alcanza el 97%. En las 85 ciudades abarcadas por la ENSU se iniciaron 96,474 carpetas de investigación por violencia familiar entre enero y septiembre de 2020, mientras que la ENSU estima que 3,215,645 mexicanos fueron víctimas de este delito durante el mismo periodo.

2. Las ciudades que presentan los casos más alarmantes son:

  • Tlaxcala de Xicohténcatl, Tlaxcala. Se estima que 38,622 personas fueron víctimas de violencia familiar en esta zona metropolitana entre enero y septiembre de 2020. Sin embargo, en la ciudad sólo se iniciaron siete carpetas de investigación por este delito durante el mismo periodo. Esto implica una cifra negra de 100%.  
  • Ciudad del Carmen, Campeche. La ENSU estima que 8,783 personas fueron víctimas de violencia familiar en lo que va de 2020. No obstante, sólo se abrieron tres carpetas de investigación por este delito durante el mismo periodo. Es decir, se registró una cifra negra de 100%.
  • Lázaro Cárdenas, Michoacán. Se iniciaron únicamente 16 investigaciones por violencia familiar entre enero y septiembre de 2020, mientras que la ENSU estima que 17,324 personas fueron víctimas por este delito durante el mismo periodo. Esto representa una cifra negra de 99.9%.

3. De las 85 ciudades analizadas en la ENSU, 79 presentan una cifra negra del delito de violencia familiar por encima del 90%.

Urgen estrategias para atender la violencia familiar

La evidencia es clara: la violencia familiar es un problema que va en aumento en el país, y que afecta principalmente a mujeres y niños.

Las autoridades deben entender que la impunidad que rodea a la violencia familiar es una condición que fomenta la escalada hasta niveles letales (homicidios y feminicidios) y genera ambientes propicios para la delincuencia.

Más allá de los discursos y las buenas intenciones, los gobiernos, tanto locales como el federal, deben promover estrategias que fomenten la denuncia de casos de violencia en el entorno familiar, brindar protección a las víctimas y reducir los niveles de revictimización.

Aunque la violencia familiar afecta principalmente a mujeres y niños, también hay un porcentaje relevante de hombres víctimas de este delito. Por tanto, los gobiernos deben considerar estas diferencias al momento de diseñar estrategias para reducir la violencia en el entorno familiar.

A continuación presentamos algunas recomendaciones para que los gobiernos locales reduzcan y prevengan este tipo de violencia:

  • Aprovechar, como lo hemos mencionado antes, la información de las llamadas de emergencia que se reciben a través del 911 y los números locales, para analizar los patrones de la violencia familiar y atender las zonas con mayor concentración de este delito.
  • Mejorar el tiempo y la calidad de respuesta de los agentes policiales ante estas situaciones de emergencia. La formación tanto inicial como continua de los policías deben incluir, por tanto, una perspectiva de género y cursos de atención a víctimas.
  • Implementar mecanismos de justicia cívica para atender oportunamente los casos de violencia familiar, evitar su escalamiento y garantizar que haya reparación del daño o una sanción que no sea sólo monetaria.

[1] Como precedente, contamos con la Encuesta Nacional sobre la Dinámica de las Relaciones en los Hogares (ENDIREH) 2016 que, de manera muy detallada, muestra las múltiples expresiones de violencia al interior del hogar. Sin embargo, su representatividad es únicamente a nivel estatal y su levantamiento es quinquenal.