El ‘Operativo Retórica’ del gobierno mexicano

Jesús Gallegos Segura/ Huffington Post

Una cosa es cierta: donde abundan las palabras, abundan los disparates; y nada se gana con eso.

Eclesiastés 6:11

A finales del mes pasado, el secretario de Gobernación Alfonso Navarrete Prida anunció la puesta en marcha de un “operativo contra la impunidad”, denominado Operativo Escudo Titán (mejor conocido irónicamente como Operativo Impunidad, como para no hacerse, de inicio, muchas esperanzas al respecto), en el que “participan… cinco mil elementos de la Policía Federal, en coordinación con la PGR, con el fin de depurar las 22 mil órdenes de aprehensión federales pendientes de cumplimentar” en las ciudades de Manzanillo, Tecomán, Colima, Ciudad Juárez, Tijuana, Los Cabos y Cancún. Independientemente de la ambigüedad entre el objetivo del operativo y su apodo, se reconoce el esfuerzo de la SEGOB para que se haga justicia a quienes han sido víctimas del delito (aunque, desde nuestra perspectiva, se desconozca cómo esté funcionando el operativo en el terreno).

Como ya es una tradición en este tipo de despliegues, la euforia por informar algún resultado positivo no se hizo esperar: el pasado primero de febrero (tres días después de haber iniciado el Escudo Titán), el secretario Navarrete anunció que, salvo en Colima, los homicidios dolosos “prácticamente” habían desaparecido. Sin embargo, algunos días después los funcionarios de esta secretaría tuvieron que “bajarle tres rayitas” a la contundencia de sus afirmaciones. El 7 de febrero, el Comisionado Nacional de Seguridad, Renato Sales, se limitó a mencionar que la violencia ha disminuido, pero que “esto no significa que el problema se haya solucionado” (o sea, que “sí-pero-no”).

Ese mismo miércoles se reportaba la ejecución de cuatro personas en un taller mecánico en Juárez. También, ese mismo día, en Tecomán, un hombre fue asesinado y tres mujeres fueron lesionadas en un tiroteo (y un día antes un hombre fue “ejecutado” en esa misma ciudad). Adicionalmente, el pasado 5 de febrero, en Cancún, se reportaba “el hallazgo de un cuerpo sin vida” de una mujer. Este muy breve recuento de sucesos no significa que la violencia no haya disminuido; sin embargo, para quienes carecemos de la información privilegiada respecto a su evolución diaria, no hay razones para ser optimistas.

Una estrategia de seguridad debe, en general, estar enfocada en fortalecer las instituciones policiales locales y en llevar a cabo acciones particulares que aborden los diferentes tipos de violencia que se presentan en el terreno. Una estrategia seria difícilmente dará resultados de la noche a la mañana: quizá se cometan errores y se necesitará mucha paciencia para poder ver algún buen resultado. Escudo Titán está muy lejos de ser esto, cosa que probablemente es bien sabida al interior de SEGOB. Entonces, ¿por qué declarar que “los homicidios dolosos –prácticamente- habían desaparecido” con este operativo? Frente a un problema tan serio y tan grave como el de la inseguridad, la retórica no es estrategia.