La transparencia petrolera debe trascender el barril

María Fernanda Ballesteros (@mfballe) | El Sol de México
El presidente López Obrador apuesta, y fuerte, a que Pemex incremente aceleradamente la producción de petróleo. Eso ha ocasionado que expertos, académicos y ciudadanos estén atentos mes con mes al reporte de las cifras de producción de la empresa estatal. No es para menos: esta información puede tener fuertes implicaciones económicas para la petrolera y para el país. Además, a todos nos interesa comprobar si el plan del presidente se va cumpliendo.
Varios observadores han descrito cómo los datos presentados por Pemex no se difunden a tiempo, y señalado las discrepancias en las diferentes fuentes de información pública. En México Evalúa hemos insistido en la relevancia que tiene para el futuro de la Empresas Productivas del Estado el reporte y difusión de información de calidad.
Este año presentamos el Índice de Transparencia Corporativa de las Empresas Productivas del Estado (IT-EPE), que es una herramienta que evalúa las prácticas de difusión de información de Pemex y CFE. En este ejercicio determinamos algunos criterios de calidad que ayudan no sólo a que haya más información en el dominio público, sino de que se haga un buen uso de esa información para mejorar la gobernanza y desempeño de la empresa. Es decir, la información puede ser útil para reguladores, legisladores y grupos de interés si es entregada de manera oportuna y confiable, sin discrepancias.
Más que nunca Pemex debe atender a estos criterios de transparencia. Pero, además, habría que ir más allá de la preocupación del dato de producción de Pemex. En primer lugar, si queremos saber realmente cómo va la empresa habría que crear métricas para compañías similares. Y en eso están algunos grupos internacionales, como la Iniciativa para la Transparencia de las Industrias Extractivas (EITI) y el New Petroleum Producers Discussion Group, que proponen bases para compartir información y experiencias sobre cómo generar parámetros de desempeño para compañías extractivas.
En segundo lugar, adicionalmente a saber cuánto se está produciendo, debe existir información de cómo se está produciendo, con qué afectación a comunidades y qué tantos recursos están llegando a los mexicanos al final de esa producción. Transparentar los beneficios económicos, y también los costos ambientales y sociales derivados del aprovechamiento de nuestros recursos, es información que ayudará al objetivo final: mayor bienestar para los mexicanos.
Éste es precisamente el objetivo de EITI, iniciativa a la cual México ingresó en 2017 y que amparó la creación de un grupo multipartícipe, conformado por gobierno, industria y sociedad civil. La iniciativa, que tiene un interés especial en la participación ciudadana, creó un portal para que ciudadanos interesados pudieran consultar información clave; éste se alimentaría de información en tiempo real por parte de la Comisión Nacional de Hidrocarburos, del Fondo Mexicano del Petróleo para la Estabilización y Desarrollo, de la Secretaría de Economía, del Instituto Nacional de Estadística y Geografía y del Servicio de Administración Tributaria.
Por desgracia, la página de EITI en México no ha actualizado su información desde 2017, y si bien en 2019 se entregó el primer informe como país miembro, la iniciativa parece haber dejado de ser una prioridad para el gobierno, a pesar de los avances que se habían logrado con organizaciones e industria del grupo multipartícipe.
No podemos permitir que cuando más se apuesta por las actividades extractivas de hidrocarburos, esfuerzos de transparencia y rendición de cuentas como el IT-EPE o EITI desaparezcan o no se tomen en cuenta por el Estado. Si queremos generar verdaderas palancas para el desarrollo, en transparencia y rendición de cuentas no podemos mirar atrás.