Es la prevención, dice el papa Francisco

El papa Francisco habló como representante máximo de la Iglesia católica, con los valores que ésta sostiene y promueve. Sus palabras desbordan sustancia, con significados no sólo relevantes para quienes lo siguen como líder moral, sino también para quienes tienen en sus manos, en sus decisiones, el porvenir de muchos.

En una frase: las palabras de Francisco tienen implicaciones claras para la política pública. En nuestro contexto, para afrontar el difícil reto de contener el crimen y la violencia. En este terreno, la convicción del papa Francisco está en la prevención. En la atención temprana de riesgos para que la violencia no se manifieste. Lo dijo así: “Sólo comenzando por las familias, acercándonos y abrazando la periferia humana y existencial de los territorios desolados de nuestras ciudades, involucrando a las comunidades parroquiales, las escuelas, las instituciones comunitarias, las comunidades políticas, las estructuras de seguridad, sólo así se podrá liberar totalmente de las aguas en las cuales lamentablemente se ahogan tantas vidas…”. Es la prevención, coincido con las palabras de Francisco.

La prevención demanda la concurrencia de muchos actores. Del Estado, en particular, con acciones e intervenciones que puedan atender oportunamente a poblaciones en riesgo. La política pública, una de esta naturaleza, necesita de mucha inteligencia, entendida ésta como información y conocimiento sistematizado que sirva para ubicar los riesgos y formular las acciones e intervenciones para mitigarlos. Hay nobleza en una política pública de esta naturaleza porque puede evitar pérdidas de vidas humanas y sufrimiento indecible. Porque puede hacer que personas y comunidades sean resistentes al crimen y la violencia, aún en circunstancias adversas. La política de prevención puede ser el reflejo de una sociedad con un grado de civilidad y solidaridad tal, que le permita abrazar la periferia humana y existencial a la que se refería el papa Francisco y en la que se encuentran muchos mexicanos.

La política pública en México no es indiferente al tema de la prevención aunque, debemos reconocerlo, no es un elemento central en las estrategias de contención de la violencia y el crimen. El concepto de la prevención entró con brío en el discurso de la nueva administración, pero parece apagarse antes de haberse desplegado cabalmente. Las políticas de prevención se encuentran todavía en la periferia. Es un componente “políticamente correcto”, pero no uno suficientemente apoyado dentro de las políticas de seguridad. Indicativo de lo anterior es la vacante en la titularidad de la Subsecretaría de Prevención que se ha alargado injustificadamente; el recorte al presupuesto del Pronapred, subsidio que reciben municipios seleccionados para realizar acciones de prevención. También, en la concepción misma que se tiene de la prevención.

Bajo el rubro de prevención en el anexo 18 del Presupuesto de Egresos de la Federación, se incluyen programas presupuestarios que si bien tienen relación con la seguridad, no con la materia que nos interesa. Algunos ejemplos: el sistema educativo militar; el programa de seguridad pública de la Sedena; el programa denominado Emplear el poder naval de la federación para salvaguardar la soberanía y seguridad nacionales; los operativos de la Policía Federal y los de una de sus divisiones, la Gendarmería Nacional. La suma de estos programas superan los 140 mil millones de pesos. Así el Ejecutivo federal presenta a la prevención como una política prioritaria por su peso en el presupuesto nacional sin reconocer que en este costal se mezclan peras con manzanas.

En su revisión de la Cuenta Pública 2014, la Auditoría Superior de la Federación detecta el problema. Concluye que casi 60% de los programas presupuestarios considerados en este anexo, no tiene relación con las líneas de acción definidas en la política de prevención, tal como fue diseñada por la subsecretaría encargada del tema. Recomienda a la Secretaría de Hacienda analizar esta falta de alineación.

Pero, también, encuentra este mismo problema con los programas de la Comisión Intersecretarial para la Prevención Social de la Violencia y la Delincuencia. Los programas dispuestos en esta comisión para el tema de prevención, en su abrumadora mayoría, no tienen relación con las líneas de acción previstas en la política pública en esta materia.

Necesitamos de la prevención. Y de impulsores que compartan la convicción de Francisco: el trabajo continuo y enfocado para trabajar con personas, comunidades que por distintas razones están en riesgo. Y no es un acto de fe: la política pública que se acompaña de ciencia, conocimiento y convicción tiene la potencia de cambiar realidades.

NUESTRO FORO

Para debatir sobre prevención, los próximos 25 y 26 de febrero, México Evalúa organiza el Foro Internacional de Prevención del Delito. Se darán cita especialistas en el tema, funcionarios públicos, operadores y público interesado. Queremos acercar conocimiento a la política pública.  Agradecemos el apoyo de la Unión Europea y la amable disposición de la Segob para coorganizar este evento con nosotros.