¿Cómo van los 50 municipios más letales del país?

Los homicidios dolosos en los municipios intervenidos han aumentado a ocho meses de la estrategia para neutralizarlo, en comparación con los otros municipios.

Mónica Ayala (@monicaayalat) y Jonathan Furszyfer (@JonFdr) / Animal Político 

En agosto del 2016, durante la Xl Sesión del Consejo Nacional de Seguridad Pública[1], Enrique Peña Nieto anunció una estrategia para neutralizar el homicidio intencional en los 50 municipios más letales del país. Hasta la fecha se desconocen los objetivos específicos, el capital humano, el presupuesto y la implementación en campo de esta estrategia.

Por esta razón, el siguiente análisis se diseñó con base en los municipios que registraron el mayor número de averiguaciones previas por homicidio doloso, de acuerdo con las estadísticas publicadas por Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública (SESNSP) y datos de un artículo publicado en Animal Político. Ante la falta de información e indicadores para evaluar esta estrategia, lo único que podemos hacer por ahora es analizar cómo se han comportado los homicidios en estos municipios.

Para ello, en primer lugar, elaboramos un modelo estadístico de diferencia-en-diferencias (did)[2]. Cabe resaltar que este modelo no pretende probar que la estrategia analizada tiene un efecto causal sobre el aumento o la disminución de la violencia letal. En todo caso, permite comparar cómo ha evolucionado el homicidio doloso ocho meses antes y ocho meses después de haberse implementado la estrategia en los 50 municipios prioritarios, frente al resto de los municipios del país. Se observa que, manteniendo todo lo demás constante, los homicidios dolosos en los municipios intervenidos han aumentado a ocho meses de la estrategia, en comparación con los otros municipios, como sugiere el siguiente cuadro.

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En segundo lugar, construimos un modelo lineal, a partir de los planteamientos de Pepe Merino y Carolina Torreblanca de Data4 y de Animal Político. Al igual que el did, buscamos observar la tendencia[3] del homicidio durante los ocho meses previos y ocho meses posteriores a la intervención, pero sólo en los 50 municipios seleccionados, como se puede visualizar en el siguiente gráfico interactivo. En comparación con el cambio porcentual[4] entre un mes (por ejemplo, enero de 2016) y otro (por ejemplo, agosto de 2016), la tendencia lineal se estima con base en todos los meses que integran una serie de tiempo (enero, febrero, marzo, …, agosto), resultando en una pendiente positiva (al alza), negativa (a la baja) o nula (igual a 0). Es decir, al mantener todo lo demás constante, se trata de un indicador global, porque se ajusta a todos los niveles de homicidios mensuales observados, y se representa en una línea que “atraviesa” todas las observaciones de principio a fin y de forma ponderada.

Este interactivo revela que los 50 municipios prioritarios pueden clasificarse en cuatro categorías, con base en dos cortes de tiempo:

1) De enero de 2016 a agosto de 2016 (corte previo a la intervención)

2) De septiembre de 2016 a abril 2017 (corte posterior a la intervención)

A manera de resumen, estos cuatro grupos se configuraron de la siguiente manera y pueden observarse en el siguiente mapa:

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50municipios_grupos

  • Grupo 1 (tendencia positiva – tendencia negativa)

Los municipios dentro de este grupo mostraron una tendencia de violencia letal positiva en los ocho meses previos a la intervención y han conseguido revertirla hacia la baja en el periodo posterior. Cabe destacar que este es el grupo mayoritario, ya que, como se puede observar en la gráfica anterior, 20 de los 50 municipios intervenidos forman parte de él. Si bien los resultados revelan una tendencia alentadora, no nos permiten concluir cuáles son los mecanismos causales detrás de la reducción de homicidios. Mientras no contemos con información transparente y formal sobre la teoría de cambio detrás de esta estrategia, difícilmente podremos deducir si la reducción es atribuible al operativo o si es producto de otras causas, variables o efectos heterogéneos. Por ello, monitorear a estos 20 municipios sería útil para averiguar qué podrían estar haciendo para conseguir esta meta. Como hemos señalado anteriormente, es necesario analizar nuestras fallas y aciertos para diseñar una estrategia integral que reduzca la violencia letal.

  • Grupo 2 (tendencia positiva – tendencia positiva)

Los municipios que conforman este grupo mostraron una tendencia de homicidio positiva en los ocho meses previos a la intervención, la cual se ha mantenido después de septiembre de 2016. Los 15 municipios que se encuentran en este grupo son preocupantes, pues sugieren que los esfuerzos de los cuerpos de seguridad no están neutralizando la violencia letal en tales demarcaciones. A ocho meses de la implementación de esta estrategia, estamos a tiempo de profundizar en el desarrollo de diagnósticos certeros y evaluación de metas no sólo para disminuir el homicidio, sino para darle un uso eficiente a nuestros recursos.

  • Grupo 3 (tendencia negativa – tendencia negativa)

Los municipios de este grupo mostraron una tendencia de homicidio hacia la baja durante los ocho meses previos a la intervención y han conseguido mantenerla así desde septiembre de 2016. Nuestras visualizaciones sugieren que el posible éxito en la reducción de homicidios entre estos ocho municipios podría estar vinculado a factores ajenos al operativo, pues han mantenido una tendencia a la baja en los últimos 16 meses. Sin contar con información precisa sobre esta intervención, no es posible ofrecer recomendaciones al respecto. No obstante, sería interesante conocer el papel de los cuerpos de seguridad que operan en estas zonas, particularmente sobre sus estrategias de prevención y contención de inseguridad.

  • Grupo 4 (tendencia negativa – tendencia positiva)

Los municipios que representan este grupo llaman la atención, pues la violencia letal mostró una tendencia a la baja desde enero de 2016 aunque se revirtió a partir de septiembre del mismo año. Similar al grupo 2, estos siete municipios son focos rojos, dado que muestran una mayor concentración de homicidios en sus demarcaciones a partir del segundo corte de tiempo. Si bien estos resultados revelan una tendencia lineal desfavorable, tampoco podemos atribuir al operativo el aumento de la violencia letal, como argumentamos sobre el grupo 1. Es decir, a pesar de que nuestros hallazgos sugieren que los esfuerzos de los cuerpos de seguridad no han conseguido resolver la problemática detrás del aumento del homicidio, tampoco es posible afirmar que la estén provocando. En este sentido, recomendamos continuar evaluando las estrategias que se implementan en estas zonas y medir su efectividad. Si se concluyera que la estrategia no contribuye a la reducción de homicidios, sería deseable replantearla para evitar externalidades negativas y utilizar los recursos de manera efectiva.

En suma, a partir de la clasificación anterior, 28 municipios han mostrado una tendencia a la baja (56%) y 22 una tendencia al alza durante el mismo corte de tiempo (44%). Si bien estos resultados no son definitivos, será importante continuar monitoreando su desempeño en los siguientes meses.

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Finalmente, elaboramos dos rankings: uno con base en la tendencia previa y otro con base en la tendencia posterior a la intervención del gobierno federal en los 50 municipios más letales del país. Mediante ambos cortes de tiempo, es posible observar el desempeño global de cada municipio en su tarea de reducción de homicidios, ocho meses antes y ocho meses después de dicha estrategia.

Todo lo demás constante, a partir de septiembre 2016 sobresale Juárez por su desempeño en la reducción de homicidios. Tras considerar su tendencia durante los ocho meses previos a la implementación de la estrategia federal, este municipio estaba en el primer lugar en términos de violencia letal. Sin embargo, a ocho meses de la implementación de dicha estrategia, ha conseguido posicionarse como el municipio con el mejor desempeño de la lista. Asimismo, destacan los municipios de Chihuahua, La Paz, Mazatlán y Apatzingán, los cuales consiguieron descender 40 lugares en el ranking.

Por otro lado, esta clasificación permite identificar focos rojos, como Ecatepec y Puebla. Ambos estaban entre los municipios con mejor desempeño en reducción de homicidios de enero a agosto de 2016 y a partir de septiembre del mismo año brincaron 38 lugares hasta ascender al sexto y octavo lugar en términos de violencia letal, respectivamente.

Para concluir, desarrollamos una visualización útil para mostrar, clasificar y posicionar (manteniendo todo lo demás constante) el “desempeño” global de los 50 municipios más letales del país, ocho meses antes y ocho meses después del anuncio de la estrategia del Ejecutivo para reducir el homicidio doloso. Sin duda, nuestra propuesta tiene límites y es perfectible[5]. Al desconocer los objetivos, criterios e indicadores detrás del operativo federal, nuestros resultados no deben interpretarse como una evaluación de impacto, sino como una herramienta para visualizar tendencias. No obstante, nuestro análisis permite concluir que México no enfrenta un solo problema delictivo, sino diversos factores que propician el aumento de homicidio. Si nuestros municipios tienen problemáticas diversas, nuestros diagnósticos y respuestas para abordarlas también deberían de serlo. Es tiempo de replantear nuestra estrategia de seguridad pública y reemplazar soluciones generales con la implementación de intervenciones transparentes y hechas a la medida, con base en evidencia robusta y de acuerdo a las necesidades particulares de cada localidad.

Consulta nuestros datos y códigos aquí.

*Mónica Ayala es Coordinadora del Proyecto Estrategias para la Reducción del Homicidio y Jonathan Furszyfer es Coordinador del Programa de Seguridad, ambos de México Evalúa (@mexevalua). Los autores agradecen los comentarios y sugerencias de Laurence Pantin y Cynthia Castañeda y los gráficos de Miguel Cedillo.

[1] De acuerdo con el Secretariado Ejecutivo del Sistema nacional de Seguridad Pública, el Consejo Nacional de Seguridad Pública es el órgano superior del Sistema Nacional de Seguridad Pública (SNSP), y es presidido por el Presidente de la República, e integrado por los Secretarios de Gobernación, Defensa Nacional, Marina, el Procurador General de la República, los Gobernadores de los Estados, el Jefe del Gobierno de la Ciudad de México, el Comisionado Nacional de Seguridad, y el Secretario Ejecutivo del snsp.

[2] De acuerdo con la Universidad de Columbia, “DID es un diseño cuasi-experimental que emplea datos longitudinales de los grupos de tratamiento [en este caso, los 50 municipios prioritarios] y control [aquellos fuera de la estrategia] para obtener un contra-factual y, de esta manera, intentar conocer su impacto. Típicamente, DID se usa para estimar el efecto de una intervención específica al comparar los cambios en los [homicidios] a través del tiempo y entre los [municipios] que están bajo la estrategia (el grupo tratamiento) y los [municipios] que no lo están (grupo control).”

[3] La tendencia y el resto de los análisis de este artículo se calcularon con base en una regresión lineal simple, del tipo Yi, = β0 + β1xi. Donde Yi, es el homicidio doloso total por municipio i y xi es una variable de tiempo. Para la clasificación de los cuatro grupos y el ranking usamos el coeficiente β1 –que puede tomar valores negativos y positivos. Si éste es positivo, la pendiente del homicidio es a la alza; si es negativo, la pendiente es a la baja.

[4] Generalmente, la fórmula del cambio porcentual es [(tiempoatiempob) / tiempoa]*100

[5] El equipo de México Evalúa ya se encuentra trabajando en otras metodologías. En los próximos meses, ofreceremos nuestros resultados.