En la agenda legislativa ya se asume como una prioridad, o acaso una urgencia, la renovación del Poder Judicial. Pero falta algo: la participación ciudadana en la discusión. Tenemos dudas de que las iniciativas en el Congreso vayan bien encaminadas.
El mundo camina a pasos acelerados mientras nuestro gobierno se empeña en meter reversa, encaminando al país hacia un pasado indeseable e insostenible que será insatisfactorio para todos, excepto para los peores intereses particulares.
El inicio de la administración del presidente Andrés Manuel López Obrador se ha caracterizado por registrar los niveles más altos de asesinatos cometidos en todo el país. Sin embargo, esta crisis de seguridad no se distribuye de manera homogénea en todo el territorio nacional. Aquí, la mirada de detalle.
Recuperar el monopolio de la violencia en un contexto de total fragmentación, como el de Michoacán, es un asunto por demás complejo que necesita de toda la sabiduría del Estado.
La manipulación de los datos delictivos es un hecho verificable. ¿Qué hacer para contrarrestarla? ¿Por qué no volteamos a ver a las policías municipales? Si las orientamos hacia un enfoque de solución de problemas podrían ser capaces de generar buena estadística criminal.
Las próximas semanas deberían ser fundamentales para que los legisladores revisen puntualmente la iniciativa de Ley General de Educación. Ambición no le falta a la iniciativa, pero también creemos que hay que trabajar mucho (todos, no sólo los legisladores) para fortalecer y depurar su contenido.
El problema del crecimiento no radica en la falta de gasto público (aunque eso no ayuda), sino en la falta de confianza de la inversión y los problemas estructurales que lo impiden. Ahí deberían concentrarse los esfuerzos.
Señores diputados: ¿cuándo nombrarán al comisario de Pemex? ¿Y por qué esta pregunta es de interés para todo mexicano?
¿Cuál es el Plan B para los detractores de la reforma penal de 2008 y, en general, del modelo acusatorio? ¿Qué sistema de justicia imaginan? Aquí reafirmamos nuestra apuesta.
El recién propuesto Estándar Ético para Ejercer la Abogacía es aplaudible, pero mucho tiene que cambiar estructural y legalmente en este país para transformar una profesión muy desprestigiada.
