Prevención del delito a medio sexenio
La presencia e interacción de ciertas condiciones en etapas clave de nuestra vida nos hacen más proclives a cometer delitos. No incidir en ellas a tiempo con estrategias de prevención precisas conduce en muchos casos a destinos que hoy miramos tras cortinas de grueso humo negro.
Por: Lilian Chapa Koloffon (@cklilian)
Si juntamos las cantidades necesarias de calor, material combustible y oxígeno en un pastizal seco, las probabilidades de que se desate un incendio son muchas. Basta un trozo de vidrio colocado con la inclinación adecuada para que, al situarse el sol en un punto específico del cielo, la combustión se desate. Algo similar pasa con el desarrollo del comportamiento delictivo: la presencia e interacción de ciertas condiciones en etapas clave de nuestra vida nos hacen más proclives a cometer delitos. No incidir en ellas a tiempo con estrategias de prevención precisas conduce en muchos casos a destinos que hoy miramos tras cortinas de grueso humo negro. El destino de los Ponchis, los Alexis y otros niños sicarios en México. El de los niños que matan cuando juegan a ser asesinos a sueldo.
Ubicados ya a mitad de sexenio y con un recorte presupuestal que coloca nubes grises sobre el subsidio del Programa Nacional de Prevención del Delito (Pronapred), ¿qué puede hacerse para perfeccionar lo que arrancó en2013 a solicitud expresa del Presidente? Más concretamente, ¿qué ajustes a los lineamientos del subsidio pueden traducirse en mejoras al Pronapred?
1. Los indicadores de resultado deben ser obligatorios para las acciones que atienden a las poblaciones prioritarias del Programa Nacional de Prevención Social de la Violencia y la Delincuencia (PNPSVD).
Otorgar subsidio a acciones que no reportan resultados sino únicamente productos entregados contribuye al dispendio de recursos públicos, además de dificultar cualquier proceso de evaluación de impacto riguroso. Empecemos por establecer que ninguna de las poco más de 5 mil acciones que se implementaron en 2014 con el subsidio del Pronapred tiene por objetivo reducir delitos o el número de victimarios, lo que de por sí resulta incomprensible. Dicho esto, al menos por el principio de rendición de cuentas que rige al PNPSVD, las acciones que tengan por objetivo enseñar alguna habilidad, aumentar el grado de sensibilización en cuanto a algún tema, o que impliquen procesos terapéuticos deben reportar resultados en estos términos a través de mediciones de inicio de actividades, intermedias y de cierre. Un indicador de resultados aportaría información, por ejemplo, sobre si los beneficiarios mejoraron sus habilidades de supervisión de sus hijos como resultado de la acción. No hacerlo así y limitar el reporte a indicadores de producto (número de clases, talleres o terapias impartidas), como ocurre actuamente, es insuficiente. En el mismo sentido, el reporte de resultados debe incluir el número de beneficiarios al inicio de la acción, a la mitad, y al final de la misma, de manera que sea posible detectar aquellas que requieren modificaciones para mejorar la retención de sus beneficiarios.
2. Es clave poner a la infancia entre las primeras dos poblaciones atendidas por las acciones de Pronapred, por medio de estrategias enfocadas a aquellos factores que ponen a los niños en riesgo de convertirse en victimarios. Quien empieza a delinquir a edad temprana tiene una carrera delictiva más larga y comete una mayor cantidad de delitos.[1]
El Cambridge Study in Delinquent Development, un destacado estudio que siguió por 40 años a un grupo de 411 hombres desde los 8 años de edad, reveló que aquellos que empezaron a cometer delitos entre los 10 y los 16 años no solamente cometieron tres cuartas partes de los delitos de la muestra, sino que tuvieron las carreras delictivas más largas (ver Tabla 1). En 2014, sólo 1 de cada 10 acciones del Pronapred atendieron directamente a la infancia. Sin descuidar la atención a la población juvenil, es indispensable dirigir muchas más acciones a este sector de la población con prevención temprana enfocada a incidir en factores de riesgo importantísimos en esta etapa: el vidrio que puede desatar el incendio en el pastizal. ¿Cuáles concretamente? De acuerdo con el estudio citado y con otros también referidos a la prevención temprana[2], lo son en el ámbito individual la baja empatía e impulsividad; la personalidad afecta al riesgo; la baja capacidad intelectual, y el bajo rendimiento escolar. En el nivel familiar, son las técnicas deficientes de crianza de los hijos; tener padres o hermanos delincuentes, y vivir en un hogar uniparental. También lo es tener un status socioeconómico bajo cuando –ojo– las habilidades parentales de supervisión de los hijos son deficientes. Por consiguiente, las acciones deberían destinarse a solventar o contrarrestar estos factores de riesgo.
3. Las dependencias locales relevantes para la prevención deben, con base en la información que generan al desempeñar sus funciones, participar activamente en la detección de individuos que se encuentran en el mayor riesgo de ser víctimas o perpetradores. Llegar a esta población es, sin duda, de los mayores retos del Pronapred.
Por un lado, quienes se encuentran en mayor riesgo de convertirse en perpetradores de delitos o en víctimas no suelen responder copiosamente a convocatorias abiertas para participar en acciones preventivas: muchos están fuera del sistema escolarizado o no mantienen una relación activa con instituciones gubernamentales. Por el otro, la función que desempeñan las dependencias locales de sectores como el de salud, educación y seguridad en las demarcaciones que atiende el Pronapred las coloca como vínculos entre la comunidad, la población en riesgo (a la que nos referimos en este y en el punto anterior) y las acciones que se implementan con el subsidio. Esto resulta todavía más importante considerando que, por lineamiento del Pronapred, estas dependencias integran la Comisión Interinstitucional Estatal para la Prevención Social de la Violencia y Delincuencia en cada entidad federativa. En consecuencia, la coordinación de éstas con la entidad estatal que ejecuta el Pronapred es vital para que quienes presentan uno o más factores de riesgo puedan beneficiarse de las acciones preventivas.
Estas tres recomendaciones pueden resumirse en rendición de cuentas, prevención temprana y coordinación interinstitucional para la identificación de población en riesgo. Ya hemos hecho recomendaciones en términos más generales con anterioridad, pero frente al recorte de casi 30 por ciento del subsidio que se distribuye entre municipios seleccionados de todos los estados del país, estos ajustes a los lineamientos del subsidio ayudarían a usar más eficientemente los recursos disponibles para que las acciones puedan cumplir sus objetivos. Aún es momento para hacer este tipo de mejoras.
Por lo pronto, México Evalúa prepara la primera entrega de una evaluación cualitativa del Pronapred, con un primer caso de estudio en Guadalajara, Jalisco. De este estudio, que implicó la observación directa de acciones, beneficiarios, implementadores y funcionarios responsables de la ejecución del subsidio, se desprenderán recomendaciones que tocarán a los retos que enfrenta esta política pública en el terreno, donde llegan los recursos del subsidio y donde se espera observar resultados que alejen a la población del delito y la violencia.
* Lilian Chapa Koloffon es investigadora del Programa de Seguridad Pública de México Evalúa.
[2] Ver Farrington, D. P., & Welsh, B. C. (2006). Saving Children from a Life of Crime: Early Risk Factors and Effective Interventions. Studies in Crime and Public Policy, versión electrónica.