¡Felicidades!, te sacaste la rifa del tigre

Enhorabuena a los candidatos ganadores de la justa electoral. En semanas asumirán las riendas de sus respectivos encargos, en medio de una expectativa elevada sobre la que será su gestión. La mayoría encontrará desafíos enormes, carencias ancestrales y, sobre todo, las arcas vacías.

11 de Junio de 2016 

Sus antecesores actuaron bajo la lógica de después de mí el diluvio. Y en efecto, tendrán que sortear esta realidad con enormes cargas para el erario, derivadas de compromisos de pago por deudas enormes que, temo decirles, no fueron destinadas a proyectos que generen valor o riqueza futura. Señores gobernadores electos, se ganaron la rifa del tigre.

Miguel Ángel Yunes heredará una deuda que durante el gobierno de Javier Duarte creció de nueve mil 331 millones de pesos a casi 45 mil 776 millones, de haberse aplicado ese monto en inversiones productivas para el desarrollo del estado, o a garantizar oportunidades y posibilidades de crecimiento de los veracruzanos, el progreso en Veracruz sería patente. Vemos, en contraste, un estado saqueado e inseguro.

El estado de Chihuahua fue endeudado vertiginosamente en el mismo periodo, entre 2010 y 2016. La deuda pública aumentó de 12 mil 547 millones a 42 mil 176 millones. Al mismo tiempo Coneval reporta que sólo 27.8% de la población no es pobre ni vulnerable en el estado. Sin beneficio tangible, generaciones pagarán los excesos de esta administración. En Quintana Roo, el nuevo gobernador recibirá una deuda registrada de 22 mil 500 millones, de ellos más de 11 mil 500 millones fueron contratados por el gobernador saliente.

Es importante destacar que hasta ahora al hablar de deuda me he referido estrictamente a la registrada ante la Secretaría de Hacienda y Crédito Público, no obstante, hay otras formas de comprometer los recursos públicos.

Un ejemplo: Puebla, que registra ante Hacienda una deuda moderada de más de ocho mil millones de pesos, tiene por otro lado comprometidos los impuestos de nómina de los poblanos por los próximos 50 años al pago de proyectos diversos. Estamos hablando de una recaudación anual de más de dos mil millones de pesos y más de 100 mil millones al término del contrato. Este tipo de instrumentos, en el que los ingresos estatales son captados por instituciones financieras en fideicomisos privados, permiten financiar proyectos diversos (en el esquema de Asociación Público Privada), garantizando con el patrimonio del fideicomiso el pago de créditos bancarios con los cuales se desarrollan dichos proyectos. Un mecanismo financiero que no se registra como deuda, pero tienen el mismo efecto: ingresos presentes y futuros comprometidos de los que no podrán disponer las administraciones entrantes.

Así las cosas, el problema de deuda puede ser aún más grave de lo que nos reporta Hacienda y quizá de la que conocen los gobernadores entrantes. Oaxaca, Durango, Puebla, Tamaulipas, Veracruz, Hidalgo y Sinaloa, entre otros estados, han reformado su marco jurídico en los años recientes a fin de poder realizar operaciones financieras que destinen en el presente la recaudación de los próximos años.

Los gobernadores entrantes se han puesto la tarea de ir tras sus antecesores para presentarlos ante la justicia. Esa promesa tuvo atracción entre el electorado y es uno de los factores que explican el resultado. Es indudable que los mexicanos queremos romper con el ciclo de abuso e impunidad que ha prevalecido por tantos años, pero más importante es cambiar las condiciones que permiten que el abuso de los recursos públicos sea una grosería constante. Sería deseable que, con la misma energía que se señala la indecencia de quienes gobernaron para su provecho, se planteara una agenda de cambios institucionales que permitan un control efectivo en materia presupuestal.

La disputa por el poder en México no es entre visiones o proyectos alternativos de desarrollo para el país o sus regiones, es una lucha por el control del dinero público que se ha convertido en botín para privados. Esta perversión de nuestra democracia es la que debemos resolver. Esto es lo sustantivo. Como muchos mexicanos desería ver a políticos corruptos pagar las consecuencias de sus actos, pero también que se abrazaran con convicción las reformas que se han avanzado en los últimos tiempos en materia de rendición de cuentas. Quizá los próximos gobiernos no puedan ofrecer la panacea, porque tendrán que administrar las migas presupuestales que les dejaron sus antecesores. Sí, pueden montarse y liderar la transición que nos hace falta. La transición a una democracia con rendición de cuentas.

Señores gobernadores electos, se ganaron la rifa del tigre. Hagan lo necesario para transformar la adversidad en una ventaja. Les conviene a ustedes y a los mexicanos que los han encumbrado con su voto